DIÁLOGOS Y
DEBATES
La filosofía y la ciencia de Occidente comienzan con los griegos,
específicamente con los diálogos de Platón. La ciencia moderna se inicia con
los dos magníficos diálogos de Galileo. Los debates entre Einstein y Niels Bohr
son imprescindibles para quien quiera profundizar en los grandes desafíos
filosóficos que plantea la revolución de la física cuántica.
Es sintomático que en relación al calentamiento global y al cambio climático
el diálogo y la discusión hayan desaparecido completamente luego que el comité
Nobel acordara premiar con el galardón por la Paz al Panel Intergubernamental
sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas.
¿
Qué sucede, entonces, con los debates sobre el calentamiento global y el cambio
climático?
¿ No es extraordinario que, siendo ambos los temas que parecen
suscitar grandes interrogantes respecto al futuro de la humanidad, hayan
desaparecido los debates serios entre científicos de posiciones encontradas?
Durante los noventa, y hasta el momento en que Al Gore y los científicos del
Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático - IPCC - fueran
galardonados, en los EE.UU era común que se realizaran debates en las
universidades. Los representantes de una y otra persuasión - los defensores de
la posición oficial del IPCC por un lado, y los científicos escépticos por el
otro, exponían sus argumentos y los fundamentaban frente a una audiencia
amplia.
Se daba el caso que los representantes de la posición oficial - la
narrativa del IPCC - perdían el debate casi indefectiblemente.
Sus argumentos y sus fundamentos eran muy pobres: modelos del clima que no
se ajustaban al clima real, más ocasionales referencias a factores considerados
catastróficos, pero que analizados correctamente sólo mostraban eventos del
clima/ tiempo recurrentes y que estaban documentados desde hacía mucho.
Los científicos escépticos, en cambio, presentaban la ciencia del
clima remarcando la gran complejidad que ella acarreaba, explicando que tratar
de reducir las causas de la variación climática a una sola variable, el dióxido
de carbono , conducía a inconsistencias y contradicciones.
Después del 2007 desaparecieron los debates y las discusiones, y se
multiplicó la propaganda alarmista en forma exponencial. Llegamos, así, al
2021, con una situación donde los políticos y militantes del climatismo,
reunidos semanas atrás en Glasgow, tuvieron que apelar a todo tipo de
malabarismos verbales para poder clausurar una reunión donde las excusas y los
subterfugios reemplazaron cualquier tipo de consideración racional.
Si esta última hubiese existido, habría significado tener que
admitir que la Ciencia - esa ciencia que nos legaron los griegos y llevaron a
su cima los hombre de la Ilustración - no fundamenta en absoluto los
diagnósticos catastrofistas.